lunes, 19 de mayo de 2014

Un Muro en Memoria de Gary S. Becker (1930-2014)

Falleció un líder intelectual de las ciencias sociales: Gary S. Becker. En su honor, Foco Economico lo recuerda con un muro de memorias. Escribe una nota introductoria Iván Werning, seguida de reflexiones y recuerdos de Gary recolectadas de sus muchos alumnos y colegas Mariano Tommasi, Sebastián Edwards, Julio Elías, Daniel Gómez Gaviria, Esteban Rossi Hansberg, Francisco Buera, Constantino Hevia, Sergio Urzua, Rodrigo  Garcia-Verdu, Luis Garicano, Fernando Alvarez y muchos más. Invitamos a los lectores a compartir alguna anécdota personal en los comentarios.
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Perdimos uno de los más grandes y originales economistas del siglo XX. Gary S. Becker revolucionó la ciencia Económica y tuvo enorme impacto en varias otras ciencias sociales, como sociología y derecho. En 1992 fue premiado con el Premio en Economía en memoria a Alfred Nobel.

Su tesis doctoral en Chicago, aprobada en 1955 y publicada como libro en 1957, analizó la discriminación racial y fue escrita en medio de un creciente movimiento de derechos civiles que tendría su apogeo entre fines de los 50s y mediado de los 60s. Luego, en plena época de Mad Men y la segunda ola del movimiento feminista, se volcó al estudio del capital humano y más tarde a la economía de la familia, con implicancias, entre otras cosas, para las decisiones de carrera y fertilidad de las mujeres. A la par de la Naranja Mecánica y en el medio de una ola de crimen en EEUU, nos dio una nueva forma de pensar, mucho más optimista, sobre crimen y criminales: no es una enfermedad incurable. Podría seguir, pero no cabe acá cubrir toda su vasta obra o biografía (Para más información ver los links: anuncio oficial de la University of Chicago, Premio Nobel, tributo de Jim Heckman). Becker nos enseñó a expandir nuestros horizontes y estudiar temas que estaban, hasta entonces, fuera de la esfera del análisis económico.

Como toda gran revolución científica, Becker generó más preguntas que respuestas y abrió la puerta a investigadores posteriores. Por ejemplo, en su análisis sobre el crimen, Becker no deduce que la única o mejor solución sea elevar las penas, y pone hincapié también en la probabilidad de que el criminal sea aprehendido. Tampoco ignora la importancia de variables sociales, ya que su análisis pone de manifiesto la importancia del costo de oportunidad de delinquir. Finalmente, sobre la encarcelación advierte sobre sus altos costos sociales. En definitiva, Becker dejó un marco lleno de posibilidades para que otros vayan completando el cuadro con estudios empíricos y teóricos.

Becker fue pionero y tuvo la visión de incorporar altruismo, amor y odio a su análisis. Según el contexto, trabajaba con los deseos humanos más variados. Por ejemplo, en un articulo estudió los efectos que tendría el hecho que la gente prefiere comer en un restaurante donde es difícil conseguir mesa. En otros artículos exploró las implicancias de que los individuos presten atención a sus estatus social. Por tanto, es totalmente errado sugerir que sus modelos nos reducen a frías, egoístas y simples maquinas calculadoras. Calculadoras sí, frías, egoístas y simples, no.

Becker mismo era un persona muy racional y calculadora, pero también muy cálida y comprometida con sus alumnos, y muy querido por ellos. Es que ademas de ser un obsesivo investigador, se volcaba a la docencia con pasión. Becker tenia un gran amor por la Teoría de los Precios y sentía la gran responsabilidad de transmitir ese legado (que a su vez venia de Stigler y Friedman antes que él). De tan intenso, desde lejos, podía resultarle intimidante para los alumnos. Sin embargo, mucho más fácil hubiera sido acostarse en sus laureles, dedicarse al jet-set de speakers internacionales (Davos, etc.), pasearse por los canales de televisión, como hacen muchos con sus logros tan destacados. Para la mayoría de los mortales, eso mucho más fácil y tentador, en vez de andar molestándose a los 70 años largos de dictar clases a un montón de novatos del primer año del doctorado. Lo mismo puede decirse de su dedicación y generosidad como mentor de tesis. Incansable. El legado de esta labor es incalculable y seguramente se va a notar en este muro.

En lo personal, cuando era estudiante y cuando trabajé con él, Gary me abrió mucho la cabeza. Yo fui a estudiar un doctorado con la intención, como casi todos los argentinos sacudidos con tantas crisis, de especializarme en macroeconomía. Si bien también tuve la oportunidad de aprender muchísima macro, lo que no me esperaba y me noqueó en el primer round fue la micro de Gary Becker. Me introdujo a otro conjunto de ideas y métodos que me cambiaron para siempre. Influyeron en las preguntas que encaré, más ligadas a desigualdad, un poco menos macro, y también en la forma de encarar y pensar cualquier tema económico. Sin Gary sería otro economista, y le estoy infinitamente agradecido.

Para terminar, agrego una anécdota personal que no viene demasiado al caso, pero que se me pegó para siempre. Algo dice de Gary como persona, creo. La primera vez que me invitó a cenar a su casa, fui con una buena dosis de nervios, ya que todavía no lo conocía mucho a nivel más personal. Cuando llegué a su puerta, toque el timbre, pasé la botella de vino que traía (muy, muy modesto, y que me avergonzaba un poco) de una mano a otra y (¡paf!) se me resbaló y cayó en el umbral. Estallo el vidrio en mil pedazos y se desparramó todo su contenido sobre el piso, la puerta, una alfombra, las paredes, y… Gary. Obviamente, yo me quería morir o desaparecer. ¿La reacción de Gary? Buscó una escoba, pala y trapos y se la pasó 10 minutos limpiando todo él. Mientras tanto, su mujer, Guity, me consolaba y distraía. Gary se mataba de risa.

Lo voy a extrañar mucho, como compás intelectual y sobre todo como amigo.

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Iván Werning
Massachusetts Institute of Technology

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